En 1975 decidieron emigrar temporalmente a Francia para trabajar en la vendimia, las cosechas del melocotón y la pera, como muchas otras familias españolas en aquella época. Combinando la temporada en Francia con el trabajo de albañil y el de su esposa, consiguieron ahorrar para comprar su propio piso en Vila-real. Era una cuarta planta y no había ascensor, pero no les importaba porque al fin disfrutarían de su nuevo hogar con sus hijos.


Patricio era una persona agradable con todo el mundo, estricto en sus responsabilidades y al llegar a casa disfrutaba bromeando con su mujer. Una afición que compartía con su hijo, era atrapar caderneras en sus estancias en Francia

 


 

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